De las Propagandas y Promociones (Parte I)
Consumir fruta y hortaliza es un dolor de cabeza, no se sabe qué hacer para lograr las ventas, en volumen, que se hacían en otros tiempos.
A punto tal es la preocupación que se recurre a viejos mecanismos para intentar lo que seguramente fracasará como ha ocurrido en otras épocas.
Con mucha peligrosidad se hacen comentarios que concluirán con un nuevo desastre para todo el sistema frutihortícola.
Desde los medios y de manera gratuita se realizan permanentemente campañas para aumentar el consumo; médicos, nutricionistas, gourmets, cocinas nacionales, y otros tantos comentaristas del veganismo, naturalistas, ecologistas y varios etcs. Más.
La pregunta del millón es: ¿si todas estas recomendaciones, expresiones y explicaciones no incrementan los consumos, estamos en la mirada correcta del porqué no se logra?
Se ha dicho por los pasillos de los mercados que ciertas ORGANIZACIONES están propiciando una nueva exacción en pesos para utilizarlos en más propaganda, si esto es cierto, el dinero que se recaude para quién es. ¿cómo se invertirá? Quien será el que pague los patos de la boda, el comerciante o recaerá nuevamente en otro palo para el productor.
Tal vez resulte tan eficiente como la entrega que se realizó para los productores del valle de Rio Negro y Neuquén, “al día de hoy siguen los conflictos, nada se resolvió” pero los recursos se movieron.
Los únicos que hasta el momento apuntan hacia el cambio parecen ser los “Milenian”, sí, los JÓVENES que han ingresado a tallar dentro de las nuevas tendencias del mercado y del consumo, ostentan la mirada de la actual sociedad, del cómo se conforma la nueva familia, de los mecanismos de trabajo, de las necesidades de los tiempos (tiempos de utilización social) del cómo se comparte socialmente y del cómo se puede llegar a consolidar la nueva forma de alimentación.
Los antiguos comerciantes y productores (para decirlo con respeto) todavía piensan en porqué no ve venda más “salsifí” o “alcaucil” o “cardo” o “achicoria” o “rabanito”, deberían también preguntarse por qué no se hacen pucheros en casa, o por qué no se amasa, o se hacen encurtidos, ni se faenan más cerdos, o gallinas o patos, pavos, etcs.
Si el mundo ha cambiado sus formas de vida es lógico que también se cambie en la alimentación, el vestido y el ocio. ¿Por qué aferrarnos a viejos apotegmas?
La alimentación en un tema esencial, básico; un tema que se debe tratar con la altura necesaria desde lo institucional, la salud y el alimento van de la mano, como también va de la mano el carácter social que se le debe dar a la producción, para mantener una sustentabilidad equilibrada.
El doctor Conin, es muy claro en estos temas, lo esencial para un pueblo sano es el cuidado de los primeros años de vida. ¿Nos hemos preguntado cómo se alimentan los chicos que se quedan solos en sus casas? aquellos que no van a la escuela y que su padre y madre salen a trabajar, o sólo pensamos en cuanto vale un kilo de fruta o verdura en origen y cuanto la paga el consumidor. Siempre la mirada “sucia” en un sistema donde los desequilibrios son enormes, es necesario profundizar la mirada de manera sistémica, y adoptar las medidas que apunten a un equilibrio desde lo productivo hacia una alimentación equilibrada. “aquí equilibrada significa establecer las formas que conduzcan hacia la posibilidad de que todas las personas se incluyan en la cobertura de salud y alimento, acompañada de la producción inteligente”. El aumento del consumo vendrá por añadidura.
Según los informes de alimentación, para que una persona se considere alimentada debería ingerir 230 gramos por día de frutas y hortalizas, en la actualidad no llega a 100 gramos.
Esta es la causa de la caída en las ventas y no otra.
| 30 de Junio de 2017|Comentario de Domingo Ramos Bravo|Especialista en Mercados Frutihortícolas|