Ultimo llamado
Con la llegada del G-20 a nuestro país, a pesar de los escépticos, se nos presenta una gran y posible casi última oportunidad. Los más vetustos, dicho con todo respeto, a los mayorcitos de edad, recordarán que, ante la llegada de algún iluminado con ideas poco vistas, se respondía a esos ideales que preferían trote que aguante y no galope que canse.
Deslumbrante, para poner en contexto, el éxito político alcanzado a nivel internacional con la llegada del G-20, con muchas posibilidades de futuros trabajos; excelente presentación desde Argentina, con los sueños e ideales sumados desde el más alto nivel hasta los soñadores de los pequeños emprendimientos, y es aquí, en los sueños de nuestros pequeñas empresas, laburantes de “a los empujones” “al cómo se pueda” y “tratemos de empatar el año”. Es así el pensamiento mudo pero latente de los productores con historia, en nuestra querida ¨República Argentina”
En los últimos tiempos percibimos el mucho interés que surge desde las instituciones, en fomentar y llevar adelante otro tipo de emprendimientos frutihortícolas, que surjan desde la innovación, de nuevos procesos y nuevas tecnologías; es bueno, más que bueno excelente, el mundo avanza y en ese avanzar también se han modificado los mecanismos culturales, mecanismos que hacen al buen alimentarse, al estilo gourmet, debe ser por esto la invasión de programas televisivos que hablan del cómo elaborar un alimento, adecuado a las circunstancias de cada comensal; en el otro extremo del sistema alimentario encontramos a los que prefieren productos orgánicos, libres de agro tóxicos. Este cambio cultural en la alimentación hace pensar que además se debería abandonar los viejos sistemas productivos y alentar a las nuevas tecnologías.
Faltaría en esta idea de cambio de tecnología, el observar desde dentro del sistema actual de producciones que tipo de producciones deben permanecer, cuales modificar y si se deben desterrar algunas, tener plena consciencia de que esa determinación debe estar muy estudiada.
Faltaría además, realizar una retrospección de todo el sistema productivo, revisión histórica que comprenda los procesos económicos y de competitividad, calidad, sanidad, y requerimientos de los mercados tanto interno como internacionales. En ese faltaría, es el galope que cansa, es el luchar contra la corriente, es estar escondidos entre las economías regionales y desatendidos como productores de alimentos; con grandes pérdidas por efectos climatológicos y de mercadotecnia, es la norma que rige hasta el momento y la que regirá a los nuevos productores con tecnología, la tecnología puede realizar muchos y muy buenos adelantos en cuanto a calidad y sanidad, pero el hombre, en nuestra actividad se va a encontrar con los mismos reglamentos que los actuales productores; la falsa competitividad, la sobre oferta de productos, la desigualdad en el cumplimiento de las normas y el compromiso legal de producir alimentos bajo normas que solo algunos pueden cumplir.
| 20 de Diciembre de 2018 | Comentario de Domingo Ramos Bravo| Especialista en Mercados Frutihortícolas