Si bien es correcto decir que toda la vida es apta para aprender, dependiendo de esos ciclos de la vida, se modifica la temática que se debería abordar. Así, en los comienzos de la vida, es saludable equivocarse a tiempo, pues la propia naturaleza te extiende un reloj con más horas como para empezar de nuevo. A diferencia de la juventud, la adultez obtenida tras el devenir de ese ciclo, previene sobre la temática a abordar, el riesgo de equívocos se ve condicionado por la bondad de ese reloj extra, llegada la madurez se penetra el círculo que anticipa los finales de los ciclos, el reloj de la otra posibilidad se ha detenido y este ciclo madura lento pero seguro. Su cierre acerca el telón del fin de la obra.
Nuestros mercados se abastecen de diferentes ciclos, en este caso, el universo de ciclos se puede observar desde distintos ámbitos; el productivo, el de consumo, el del mercado, Pero el que más aglutina y modifica, “para bien o para mal” es el ámbito político. Los ciclos de indefiniciones, de intereses “de poder, de inoperancia, de desconocimiento” o simplemente por ignorancia del resto de los ciclos, se van destruyendo los relojes de “otra nueva oportunidad” poco a poco los ciclos de las posibilidades de crecimiento y desarrollo, van apagando sus relojes.
En la vida, se dice que existe un tiempo para aprender y otro para enseñar; suelo comentar en lo personal, que, aunque fuera posible, “jamás se puede enseñar aquello que no se quiere aprender”. Es aquí donde, el ciclo transmisión de conocimientos, parece haber transcurrido sin la presencia de ese reloj de oportunidades. Ya es tarde, o es demasiado temprano; tarde para ganar la experiencia, trasmitida por quien la tiene, y temprano para ejecutar las prácticas adecuadas en los ciclos productivos, que sin experiencia deberán recurrir a la segunda oportunidad. Pero es en esta, segunda oportunidad que la velocidad de la cultura y la comunicación hacen que los ciclos productivos parezcan tan lentos que jamás llegarán a cubrir las necesidades de este ciclo tan vertiginoso de la humanidad.
Difiere la producción Frutihortícola, de otras producciones que, si bien el consumo pertenece al grupo “no comestible” requieren otro reloj del tiempo de sus ciclos, es el caso de las comunicaciones, de los vehículos de la propia actividad social, en estos ámbitos, los ciclos merecen un acortamiento pues tanto la tecnología del conocimiento como querer achicar los otros ciclos “imposible por ahora” de la producción hacen que la definición de “ciclos” pertenezca al grupo de las “ambiguas”.
| 30 de Septiembre de 2020 | Comentario de Domingo Ramos Bravo| Especialista en Mercados Frutihortícolas