Este mecanismo mental, sobre la experiencia con resultados disímiles en contextos sociales, parece ser parte de todas las culturas. Las experiencias, que sobre un mismo tema o práctica cultural se pueda analizar, siempre mostrará esa diferente manera de expresar su devenir, buena o mala experiencia. Los temas donde se coinciden categóricamente, sobre la MALA EXPERIENCIA, son aquellos donde además acarrea miles de muertos, “PANDEMIAS O GUERRAS”
Aún existen en el mundo personas, TRATANDO DE CURAR HERIDAS DE LAS GUERRAS llevadas a cabo en la primera mitad del siglo XX, guerras que concluyeron en la hipótesis psicológica sobre la búsqueda de un “estado de bienestar” que pudiera evitar más conflictos entre los humanos. ¿Cómo es posible que aún estando abiertas esas HERIDAS se comience con la misma metodología que ha provocado tanto daño? ¿Acaso hemos desaprendido? ¿O el ser humano, por alguna razón, todavía continúa aturdido por las antiguas guerras? O tal vez ¡los que han quedado insatisfechos con los resultados obtenidos después de tanta masacre, pretendan acabar con el resto de la humanidad que pudiera haber sobrevivido! Este comportamiento humano, es el que aparenta ser, por un lado, VICTIMA DE SU PROPIA IDENTIDAD, INSATISFECHO DEL MODO Y LUGAR DONDE HABITA, despreciando todo a su derredor a punto tal de desear la muerte del otro, y por otro lado, del otro sector, ¿cómo suplir el comportamiento? que permita un cierto equilibrio de convivencia, donde todas las personas sumemos hacia un mejor mundo, más equilibrado.
Este mecanismo mental, que nos muestra la nueva guerra con viejas prácticas, donde la destrucción es un “SIN-SENTIDO” humano, además sirve para observar como en las cosas cotidianas o de menor cuantía, se utiliza el mismo mecanismo destructor del pensamiento.
Relacionado con nuestra actividad y, entre otras muchas variables aplicables al estado actual de los mercados, hoy se pueden observar algunas de las actitudes y prácticas que de manera recurrente perjudican a la actividad. En 1984, por la ley 19227, se destruyen todos los mercados del primer cinturón del conurbano, suponiendo una mejora para la población. ¡Cuando se legisla “CONTRA-NATURA” o por la fuerza, esa legislación se soporta en base de barro! A poco andar, FRACASA LA CONCENTRACIÓN TOTAL. Y da comienzo a la construcción cultural de nuevos nichos de aprovisionamiento. La historia anterior a la ley, también habla del crecimiento exponencial de esos mercados del primer cinturón del conurbano. Muchos factores, crecimiento demográfico, dificultades para llegar a los mercados históricos, e incomodidades de servicio, que atrasaban las operaciones. Hoy, esos mercados que, antes de la ley 19227 funcionaban, se vuelven a poner en funciones, las nuevas leyes, quieren formalizarlos (se demuestra aquí, que la 19227, fue una ley CONTRA NATURA, que destruyó a muchas personas, con el agravante de atrasar todo el sistema 50 años) mientras que en el MC. Se observa la decadencia, el empobrecimiento y el abandono. LA HISTORIA VUELVE A REPETIRSE. Los directivos del Central, de a poco, fueron cercenando los servicios, los espacios, las vías de acceso, utilizaron los espacios asignados como playa de maniobras a emprendimientos ajenos al sector, de modo tal que se complejiza la operatoria y obliga a ciertos compradores a buscar nuevos lugares donde proveerse, en menos tiempo, con más agilidad y mejores servicios. APRENDAMOS DE LAS EXPERIENCIAS. Malas o buenas, toda experiencia es útil si se aplican las correcciones necesarias. El M.C. debido a la nueva composición demográfica, debe erguirse desde sus bases, NUTRIRSE DE SU BUENA EXPERIENCIA, Y exponenciarse. ESTA A TIEMPO. Y es necesario que lo ponga en práctica.
| 16 Marzo 2022 | Comentario de Domingo Ramos Bravo| Especialista en Mercados Frutihortícolas